Últimamente me ha dado por los bizcochos, hace unos días
hice uno de zanahorias riquísimos, pero he perdido las fotos, así que tendré
que repetirlo, una tragedia, jejeje. Pero empiezo la tanda de bizcochos con
este de calabacín riquísimo. Nos regalaron unos calabacines y ya no sabíamos qué
hacer con ellos, así que me puse a investigar, si se puede hacer un bizcocho
con zanahoria tenía que existir el de calabacín, y no defraudó, un bizcocho
riquísimo, de los mejores que he probado en mi vida, jugoso a pesar de los
días, bueno solo duro uno, pero no perdió ni un ápice de jugosidad, el
calabacín no le aporta un sabor muy relevante, pero supongo que es fundamental
para alcanzar esa textura. Tenéis que probar y ya me contareis.
INGREDIENTES: 300g de Calabacín Rallado, 300g de Harina,
150ml de Aceite de Girasol, 4 Huevos, 200g de Azúcar, Medio Sobre de Levadura, 1
Pizca de Sal, Ralladura de un limón, Una Pizca de Canela, Media Cucharadita de
Nuez Moscada Molida.
Para la glasa: 250g de Azúcar glass, Agua Tibia.
PREPARACIÓN:
El proceso de elaboración es similar para la mayoría de
bizcochos clásicos. En este caso, en primer lugar prepararemos el molde, embadurnándolo
con mantequilla y harina, y precalentaremos el horno a 180ºC.
Para la masa, por un lado montamos los huevos con el azúcar,
esto se llama blanquear, montamos los huevos hasta que doblen su volumen, y perderán
color, adquiriendo un tono más blanquecino. Entonces añadimos el calabacín
rallado, con piel y todo, vamos mezclando con movimientos envolventes. A
continuación añadimos el aceite, y lo mezclamos cuidadosamente para que no se
baje mucho. Seguidamente incorporamos la ralladura de limón y por último
añadimos los sólidos pasándolos por un tamiz o un colador, y con movimientos suaves
y envolventes. Las especias son opcionales, yo soy mucho de añadirle especias a
los bizcochos.
Vertemos la mezcla en el molde y horneamos durante unos 40
minutos, hasta que al introducir un cuchillo salga limpio, esta prueba nunca
falla.
Y ahora el truco para que todos los bizcochos tenga un 10,
la glasa.
Una vez frío el bizcocho, lo colocamos sobre una rejilla y
lo bañamos en una glasa de azúcar y agua. Simplemente añadimos al azúcar glas
agua tibia poco a poco, y batiendo enérgicamente hasta que tenga una textura de
bechamel ligera o de natilla (una prueba sencilla es cubrir el envés de una
cuchara con la glasa y ver que no se desparrama por completo, ese será el
acabado de nuestro bizcocho). Una vez cubierto lo metemos en el horno apagado
pero caliente unos 5 minutos, hasta que se endurezca y seque la glasa.
Irresistible.
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